16/1/2014
Ho
Chi Minh es la ciudad más grande de Vietnam, solo en esa parte del país viven 9
millones de personas y la masividad es aparente en sus calles. Lo que me
resultó más llamativo es la cantidad de motos en circulación, principal medio
de transporte para los vietnamitas. ¡Hay que ver el tránsito para poder
entender la dimensión de su caos!
La
mayoría de los usuarios de motos no llevan casco, tampoco respetan las normas
básicas del tránsito con el mérito de no llevarse puesto a ningún peatón (al
menos no que yo haya visto).
Lo
primero que se le viene a la cabeza al turista que pisa Ho Chi Minh es, “¿Y
ahora?, ¿cómo hago yo para cruzar la calle?” Las principales avenidas son un
caos, pero sólo hay que hacerse paso entre los vehículos para poder cruzar, al
principio nos puede ganar el miedo pero lo peor que podemos hacer allí es
paralizarnos y darle paso al vehículo motorizado, el miedo es peligro inminente
en las calles de la ciudad vietnamita. Solo es cuestión de costumbre. Lo mismo
sucede con las bocinas, suenan todo el tiempo en la ciudad, desde las 6 de la
mañana hasta las 22 horas más o menos. Es la forma que tienen los conductores
de hacerle saber a otro chofer que va a pasarle por el costado y los vehículos
más grandes tienen prioridad sobre los más chicos; así un ómnibus le toca bocina
a un auto y un auto le toca bocina a una moto antes de rebasarla, todo pasa en
segundos.
La
moneda local es el dong vietnamita, todo un tema para nosotros, ya que las
cifras son bastante altas, llegando a manejar millones en apenas dos billetes.
Para
tener una idea, 20 mil dongs equivalen a 1 dólar y en una comida para dos por
ejemplo llegamos a gastar un promedio de 150 mil dongs.
En
la ciudad nos dedicamos a caminar y así ahorrar en transporte: el más usado por
el turista es el taxi. Siempre hay que chequear que el taxímetro esté encendido
y confiar en las fichas estipuladas. No vale arreglar ningún precio de
antemano, pues es común que al llegar a destino el taxista suba el precio.
Ho
Chi Minh tiene toda la apariencia de un gran centro de negocios con edificios lujosos,
rascacielos y mucha gente adinerada. Allí no se puede llegar con aspiración de
tranquilidad, puesto que la verdadera característica de la ciudad es el caos. Estuvimos 3 días y el ruido es tan
apabullante que nos limitamos a salir del hotel solo para comer, visitar algún
que otro museo y recorrer el mercado Ben Thanh, un edificio gigantesco con
múltiples pasillos en donde se agolpan cientos de puestos. Allí se puede
conseguir de todo: entre lo que se vende el café vietnamita es muy popular entre
los locales, con la característica de ser muy, pero muy fuerte comparado con el
que solemos beber en Uruguay.
Frutas
de toda clase y color, ropa, artesanías, pinturas. En el mercado me compré un
bello espejo de mano cubierto de una piedra tallada. Nicolás buscaba una pipa,
las hay con todos los diseños imaginables, pero al final no le convenció
ninguna. Hay que ir temprano porque a las 20 horas las puertas del mercado ya
comienzan a cerrar, teniendo en cuenta que a las 18 horas el sol deja de
brillar en Ho Chi Minh.
Entre
los museos recorridos fuimos a uno en el que se exponían tanques, helicópteros
y aviones usados durante la guerra entre el sur y el norte de Vietnam, siendo
popularmente conocida como la primera derrota bélica de Estados Unidos en su
apoyo al sur. El conflicto, de origen
político, se cobró entre 4 y 5 millones de víctimas. Actualmente Vietnam es un
país gobernado por un régimen comunista.
La
prensa internacional informa de diversas censuras por parte del gobierno en el uso de Internet. En nuestro caso desde
que estamos en Vietnam no hemos podido acceder a la red social Facebook desde
la computadora, tampoco a Twitter. Según pudimos saber, la red social es
bloqueada por las operadoras de Internet por orden del régimen como forma de
evitar la difusión de los opositores al mismo. Cabe destacar que sí podemos
acceder al sitio desde nuestros teléfonos móviles, con lo cual no nos sentimos
tan reprimidos. Como para todo periodista, el hecho que me toquen de alguna
forma mi libertad de expresión me resulta negativo y castrador.
Otro
bloqueo con el cual me topé cara a cara fue con las trabas impuestas para
enviar dinero fuera del país: se requiere un documento de Aduana donde se
declare la cantidad de dinero con la que se ingresa al país en caso de ser
turista o contrato laboral en Vietnam en
caso de vivir aquí. Recibir dinero se recibe sin problema, el tema es el envió
tradicional por Wester Union.
Los
medios de comunicación aquí están todos bajo el ala del comunismo y algunos blogueros
independientes contrarios al régimen han terminado en la cárcel por “opiniones subversivas”.
Reporteros
Sin Fronteras califica al país asiático como la tercera mayor prisión del mundo
para blogueros después de China e Irán: así está el mundo amigos, parafraseando
a Jorge Traverso desde Ho Chi Minh, parte de la antigua Cochinchina.
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