viernes, 27 de diciembre de 2013

Panza llena, corazón contento





23/12/2013

Me preparo para despedirme de Ko Lanta, mientras el personal del hotel continúa sonriéndome cada vez que los miro a la cara. Les devuelvo el gesto mostrando mis dientes y bajando levemente la cabeza, como haciendo una reverencia. Ellos quedan felices, es que muy pocos turistas se comportan agradecidos con los tailandeses a pesar de su inmensa amabilidad y simpatía.
                                    
Qué decir de Ko Lanta  más allá de sus playas rocosas y su ambiente familiar. Después del último viaje hambriento y el picante de Bangkok, éste lugar me llenó la panza. 

Plato típico de arroz frito con verduras y pollo.

Plato de comida occidental, refuerzo de verduras.

Bares con comida variada a lo largo de toda la costa, traté de probar comida típica pero reconocible por mi cuerpo, por eso del miedo a las reacciones extrañas. Arroz salteado, pollo, pad thai con verduras y mucho licuado de frutas: mis favoritos de banana y ananá.  

Bar en la playa, isla Ko Lanta.


Obvio que también hay platos muy picantes que yo pasé por alto luego de mi experiencia en la capital; el chili es muy común así como una salsa especial de pescado con un olor muy fuerte, se imaginarán a qué olía mi ropa cuando se me volcó encima sin querer.

Hay carne de vaca (muy poca), cerdo, pollo y por supuesto una oferta sumamente variada de frutos del mar,  que Nicolás probó en uno de los bares nocturnos de la playa y quedó encantado.

A dos días de la Navidad, fiesta tradicional para los católicos, que aquí solo son turistas,  la playa se convierte en una postal de colores cuando el sol deja lugar a la  luna.  Luces, adornos, arbolitos y guirnaldas decoran el frente  de casi todos los hoteles  y restoranes que bordean la playa. 




Los puestos de masaje tailandés, también sobre la costa,  son  una de las principales atracciones para el turista: las sesiones son de una hora o más.
A Nicolás no le apetece que un extraño toque y apriete su cuerpo, a mí sí pero todavía no me sometí a ninguna sesión: las masajistas son casi todas mujeres. 

Masaje thai en la playa.

La calle principal es un paseo típico con sus ferias de ropa, artesanías y típicos souvenirs.
Paseos en elefantes, shows de serpientes y monos, aventuras en kayak, trekking,  paseos por cuevas en medio del mar y por supuesto snorkel y submarinismo. Lo arriesgado no es lo mío, así que prefiero saltear esas propuestas. 


Aún esperamos en el hotel de Ko Lanta que una camioneta nos pase a buscar para ir a Ko Phi Phi Don y a Ko Phi Phi Leh, esta última es la isla que fue escenario de la película “La Playa” de Alex Garland, en la que Leonardo Di Caprio protagoniza a un joven aventurero que viaja solo a un paraíso desconocido del cual le es casi imposible regresar. Espero no me pase lo mismo.

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