sábado, 28 de diciembre de 2013

Noche Buena en Ko Phi Phi Don





25/12/2013

Llegamos a la isla Ko Phi Phi Don desde Ko Lanta en un barco de popa larga después de una hora y media de navegación.  Sombras de una jungla gigante se veían a lo lejos, eran las islas del mar Andamán.  El viaje fue placentero, pero al rayo del sol del mediodía. 

Ferry en el que viajamos de isla en isla.




A lo lejos Ko Phi Phi Don.
 
LLegando al paraíso.

A penas bajamos del barco y pisamos Phi Phi nos cobraron  un impuesto de 20 bahts por persona por la limpieza del lugar.  Después nos daríamos cuenta que los turistas que vienen aquí son realmente sucios.

Un joven tailandés nos esperaba en el puerto con un cartel que llevaba inscripto el nombre de las cabañas que habíamos alquilado por Internet. Colocó nuestro equipaje en un carro tirado a mano y caminamos hasta llegar al lugar reservado.  Aquí no hay autos ni motos. La isla se recorre toda caminando o en bici, que más bien es usada por los locales, quienes se abren paso entre la multitud tocando una leve bocina. 




La cabaña nos esperaba, de bambú y colchón de dos plazas en el suelo. Me causó mucha risa el diseño de las sábanas, dos tailandeses recién casados y corazones por doquier.  Me sentí en una casita de niñas.  Muy lejos había quedado el lujo de Ko Lanta y su enorme establecimiento hotelero, apenas tenemos inodoro y sin cisterna.  Los mosquitos comenzaron a picarnos enseguida, aquí sí que no perdonaban a nadie. 

La cabaña de la muerte en Ko Phi Phi.



Ko Phi Phi es una isla fiestera donde la música casi nunca para, sobre todo electrónica en los bares que dan a la costa.
A pesar de que la mayoría de la población practica el budismo y otro 5% es musulmana,  la isla se prepara para recibir Noche Buena a lo occidental y su tradición católica. La decoración es acorde: arbolitos navideños, luces de colores, y fiestas organizadas para el turista. 

Fiesta en la playa Ko Phi Phi Don.


Nosotros optamos por ir a comer una pizza al puerto. En la mesa de al lado, una pareja comía un calamar gigante relleno de no sé qué cosa y al otro lado, otra pareja comía una especie de mejillones a los cuales saboreaba pasándolos de un lado a otro de la boca; brindaban con champaña. Nosotros intentábamos comunicarnos con la familia a través del wi fi del restorán, que no era para nada bueno en general en toda la isla.

Luego caminamos hasta la playa, directo al lugar de donde partían los fuegos artificiales.  De lejos divisamos luces psicodélicas y mucha gente bailando al ritmo de música a todo volumen.  La fiesta era un descontrol y los fuegos artificiales explotaban sobre nuestras cabezas en un cielo totalmente despejado. Próximo a la isla, un crucero era testigo del show.



Temí por las condiciones ambientales del lugar tras el festejo: el mar era usado como inodoro por decenas de jóvenes que orinaban en la orilla del agua  producto de tanta cerveza. Otro grupo de extranjeros optó por desnudarse y lanzarse al mar ante la mirada pasmada de cuatro policías turísticos que alumbraban con una linterna hacia el Andamán.

Sentados en la orilla de Ko Phi Phi  recibimos Noche Buena con una cerveza Chang y el espectáculo ante nuestros ojos. 

Foto captada por la noche en la isla Ko Phi Phi Don.



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