A Khao San Road, la calle más
turística de Bangkok, llegamos de la mano de una argentina. La cruzamos próximo
al barrio histórico, Nicolás le preguntó en inglés y la joven contestó en
español, lo que provocó sonrisas en ambos. ¡Al final alguien que hablaba
nuestro idioma! Mientras íbamos caminando, nos contó que estaba en Tailandia
desde hacía 6 meses y que luego se dirigía a Camboya, el viaje lo sustentaba
vendiendo artesanías o al menos eso fue lo que nos dijo. Charlamos largo rato
de su experiencia y nos despedimos en la propia Khao San, cuando un indio se
nos acercó a los tres ofreciéndonos entradas para una whiskería.
El negocio del sexo mueve mucho dinero en
Bangkok y atrae a cientos de turistas. No fue fácil sacarnos al indio de
encima, pero finalmente nos dejó un folleto y lo dejamos hablando solo.
Natalia, así se llamaba la
chica argentina, se fue y nosotros seguimos nuestro camino.
Turista argentina(Natalia) que nos guió hasta Khao San. |
La calle de los mochileros en Bangkok. |
El lugar está repleto de
puestos callejeros y mochileros de todas partes del mundo, pero sobre todo de
habla inglesa. La mayoría jóvenes que se dedican todo el día a tomar cerveza,
salir a bailar, visitar prostíbulos y vivir la vida loca, como dice la canción
de Ricky Martin. A mí me rechinan así
que agradecí no alojarme en esa parte de la capital tailandesa. Demasiado
bullicio para mi gusto.
Las pensiones económicas
invaden esa zona, sobre todo las de habitaciones compartidas con camas cucheta.
Los vendedores azotan al
turista, ofreciéndole trajes a medida, cortes de pelo, ropa de todo tipo y
color, lo que resulta algo agobiante para quien solo quiere ver. Los precios
están bastante en cuenta para el uruguayo promedio, que puede adquirir una
remera por 120 pesos de allá.
Puestos de frutas frescas en la calle; algunas bastante exóticas. |
La diminuta calle es un pasaje
con mucho olor a comida debido a la presencia de decenas de puestos de
alimentos: frutas, verduras, frituras, arroz, pollo y por supuesto cangrejos y
otros insectos extraños. Nada de eso
probamos y mientras bebíamos algo en uno de los tantos bares de Khao San, un
ómnibus rojo con banderas inglesas y tailandesas llamó la atención de los
turistas. Se trataba de un paseo de recién casados: un inglés con una local y
toda su familia saludaban a quienes los miraban con sorpresa. En el lugar donde
un ómnibus habitual llevaría inscripto el destino éste tenía los nombres de los
recién casados, Duncan y Oley. Después
de ese breve entretenimiento y del refresco, que esta vez pedí sin hielo,
optamos por regresar al hotel.
Recién casados paseando por Khao San. |
Nos costó parar un tuc-tuc,
pero finalmente Nicolás negoció el precio con un joven driver. Al hotel por 100
baths. Deseábamos llegar para descansar, ése día había sido agotador para
nosotros, habíamos visitados varios templos y caminado muchísimo al rayo del
sol. A esa altura ya era de noche y para colmo el embotellamiento en el
tránsito se hizo insoportable. Tailandia es actualmente una monarquía
constitucional, el rey es venerado por todas partes y hablar o actuar en su
contra es penado por ley; el gobierno está a cargo de una primera ministra que
días atrás disolvió las cámaras tras multitudinarias protestas en su contra.
Esa noche, una manifestación callejera provocó la trancadera. Los protestantes
piden el retiro de la primera ministra, liderados por la oposición política.
Las manifestaciones no han sido violentas aún, pero han sacado a la calle a 150
mil personas. Una pantalla gigante con estrado concentraba la atención de los manifestantes, que escuchaban el
discurso de un líder de la oposición. El tuc tuc intentó hacerse paso, pero
resultó imposible, tomó contramano y con cara de enojado el driver esquivó a
todos los autos y motos que venían de frente. No entiendo aún cómo en estos
días en Bangkok no he visto ni un accidente de tránsito, aquí son millones de
autos, motos, ómnibus, tuc tuc y cada cual se atraviesa a su entendido. En Montevideo,
casi nadie circula a contra mano y sin embargo los autos chocan en cadena, uno
atrás del otro. En fin, logramos
sobrevivir al caos del tránsito y la manifestación, llegamos al hotel y
comenzamos a planificar nuestro viaje hacia el sur: después de esto nos
merecíamos ir directo a la playa.
Que lindo....
ResponderEliminarPao, que lindo todo lo que están viviendo. Me encanta el blog!! Pasen genial!!
ResponderEliminarGracias a ambas!!!! Seguiré escribiendo hasta que me queden pilas... da para narrar mucho más, pero siempre me quedo corta. Mejor es algo que nada. Besotes desde el sudeste asiático.
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